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Dios y los unicornios (una vez más)

dios y la ciencia unicornio

"Ya eres mayorcito para creer en cuentos de hadas. Crece". "Yo prefiero creer en Papá Noel que tampoco existe, pero nos trae regalos". "Creer en Dios es como creer en unicornios"... 

¿Les suena?
 :-)


Esta es la tercera entrada que dedicamos a este tema y, como ya cansa, me temo que será también la última. Intentaremos que sea breve, con la esperanza de que en esta ocasión la concisión ayude algo a la comprensión. Vamos allá... otra vez:


¿Por qué es absurdo equiparar a Dios, como Causa Primordial del universo, 
con los unicornios? 


El ser humano, como ser pensante e inteligente, tiene un derecho que podemos considerar legítimo a hacerse preguntas de carácter filosófico y nadie posee, o nadie debería poseer, la potestad de imponer restricciones a esta inclinación natural del hombre. El ser humano también es observador e inquisitivo, otras dos características inherentes a su naturaleza que le llevan a observar que el mundo está repleto de seres contingentes (es decir, no necesarios) y, en consecuencia, a hacer uso de su derecho legítimo a preguntarse si existe un ser "necesario" que dio lugar a los demás seres que no lo son.

Tradicionalmente, la filosofía y, dentro de ella, la ontología, la metafísica, la teología y otras ramas del saber, han otorgado precisamente estas dos características al Creador. Si Dios existe (y recordamos que, a día de hoy, el consenso en contra de Su existencia sí que es inexistente), si Dios existe, decíamos, sólo puede ser un ente "necesario", no contingente, porque sólo de este modo puede dar lugar a los demás seres que no reúnen estas dos cualidades. Dios sólo puede ser causa-incausada... 


La conclusión es obvia: ni los unicornios ni Papá Noel ni las hadas ni el ratoncito Pérez gozan de estas dos cualidades de "necesariedad" y "no contingencia", así que, a priori, la célebre analogía de los nuevos ateos, puesta en circulación por escépticos mediáticos como Richard Dawkins, que establece un forzado paralelismo entre Dios y el unicornio (o Papá Noel, las hadas, el ratoncito Pérez, etc.) es falaz porque ninguno de estos encantadores personajes son, ni han sido nunca, "necesarios", "no-contingentes" ni "causa incausada" de NADA. Mucho menos del universo.

A pesar de todo lo dicho, alguien todavía podría aducir que el unicornio es "igual" a Dios porque ambos comparten la particularidad de no haber sido vistos nunca por ojo humano. Las dos principales razones por las que la Ciencia no puede alcanzar a Dios, sólo intuirlo, han sido descritas hasta la saciedad (Davies, Dürr, Flew, Polkinghorne, Kauffman, Peacocke, etc). Con esas razones en la mano, nosotros también podemos aducir que una peonza es "igual" a una galaxia porque ambas comparten la particularidad de girar sobre sí mismas... O, parafraseando a Dawkins, que Hitler y Stalin eran "iguales" porque los dos tenían bigote :-) Total, puestos a decir bobadas, ¿quién establece el límite?

***


Está todo claro, ¿verdad? :-) 
Pues ya verán como hay quien, aún después de habernos leído, sigue sin entenderlo, repitiendo el símil del unicornio por esos foros de Dios como un periquito bien amaestrado y llamándonos "ignorantes" a quienes, al contrario que ellos, no ignorábamos que esa torpe analogía hace mucho que está muerta y enterrada.

Poco importa. Como dijo alguien:

"Sólo soy responsable de lo que yo digo, no de lo que tú (no) entiendas".

***



Disculpen las mayúsculas.
Aquí tienen las otras dos entradas que dedicamos a los bellos unicornios :-):

¿Por qué no es igual creer en Dios que creer en Papá Noel?
Richard Dawkins y la tetera de Russell

Otra entrada relacionada:

Muchos científicos tienen una imagen infantil de Dios


Hay muchos ensayos que profundizan en este tema, en nuestra bibliografía encontrarán un buen número de títulos muy interesantes en este sentido. Les recomendamos, por ejemplo, "Mitología materialista de la Ciencia", escrito por el filósofo de la física F. J. Soler Gil y "60 preguntas sobre Ciencia y Fe", escrito por 26 autores, y coordinado asimismo por Soler Gil junto a Manuel Alfonseca.