"Los últimos doscientos años han ido asestando golpes muy fuertes a la creencia en el poder omnímodo del pensamiento -también una fe, aunque de otro tipo-. La razón teórica tiene límites -en ese convencimiento vive la filosofía desde Kant*- y, por ello, toda cautela es poca cuando se trata de acercarse a lo que son las cosas, pasando por encima de lo que parecen ser. Y la ciencia ha construido el prodigioso edificio que hoy vemos sobre los límites de nuestra capacidad de conocer; más aún, de modo paradójico, es precisamente el aceptar la limitación humana lo que permite el conocimiento más profundo alcanzable.
Los filósofos griegos y medievales pretendían llegar al fondo de las cosas. Kepler*, Galileo* y los demás creadores de la Revolución científica se percataron de que, en vez de ese desmedido empeño, es mejor limitarse a algunos aspectos de la realidad: los susceptibles de ser expresados mediante números y geometría, los cuantitativos. Abandonaban así grandes extensiones de estudio, para concentrarse más intensamente en una región menor. Esta operación de cirugía tuvo un éxito pasmoso -de ella surgió la fantástica expansión actual de la ciencia-, pero el brillo de sus resultados no debe oscurecer una evidencia: nuestro intento de conocer las cosas ha cambiado su énfasis, nos acercamos mucho más, pero a una zona menor.
Más o menos mientras Kant nos advertía sobre el peligro de tomar nuestro conocimiento como absoluto, el matemático y físico francés Laplace* transformaba la teoría de Newton* en la mecánica celeste, capaz de predecir con impresionante exactitud los movimientos de los astros. Basándose en tales éxitos, el mecanicismo pretendió llegar a conocer toda la realidad, reduciendo su comportamiento a unas pocas leyes matemáticas simples, cuya validez inexorable fue rápidamente interpretada por muchos como una prueba de la inexistencia de Dios.
Después la física del caos ha mostrado cómo, a nivel macroscópico, las leyes de la mecánica de Laplace son mucho más complicadas de lo que él creía y que su determinismo es un concepto matemático cuya aplicación efectiva a cualquier tiempo futuro llega a hacerse imposible, a no ser que podamos manejar, como lo haría Dios, una cantidad infinita de información: segunda limitación.
La causalidad tal como se veía en el siglo XIX, quedó hecha añicos, reducida a la posibilidad de predecir probabilidades o propensiones o de prever el comportamiento de las cosas en intervalos finitos de tiempo, limitados en el pasado y en el futuro, a verlos nada más que a través de una ventana temporal, en expresión afortunada del físico Ilya Prigogine*. ¿Cómo pretender entonces trascender lo que vemos y llegar a probar racionalmente que Dios existe, si cualquier camino topa con la inevitable lejanía de las cosas y cualquier razonamiento que use la causalidad estará siempre fuera de la certeza absoluta? Pero, y esto es lo importante, estas consideraciones se aplican igualmente a la seguridad del ateo, porque por los mismos motivos, tampoco se puede probar la inexistencia de Dios.
Antonio Fernández-Rañada
Físico español
Catedrático de la facultad de Física en la Universidad Complutense de Madrid,
donde
ha ocupado sucesivamente las cátedras de Mecánica Teórica, Física
Teórica y Electromagnetismo
Extractos de "Los científicos y Dios", 2008, págs. 79-80.
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“Tengo que hablar en nombre de una amplia comunidad. Querríamos pedir
excusas colectivamente por haber engañado al público difundiendo ideas
sobre el determinismo de los sistemas basados en las leyes de Newton
sobre el movimiento, que desde 1960 se han revelado erróneas”
John Lighthill
Matemático inglés
Pronunció estas palabras en el discurso de inauguración de un congreso mundial sobre mecánica aplicada
*Immanuel Kant: Filósofo prusiano de la Ilustración. Considerado como uno de los pensadores más influyentes de la Europa moderna y de la filosofía universal. Autor de "La crítica de la razón pura".
*Johannes Kepler: Astrónomo y matemático alemán, célebre por sus leyes sobre el movimiento de los planetas en su órbita alrededor del Sol.
*Galileo Galilei: Astrónomo, matemático, físico y filósofo italiano, un auténtico hombre del Renacimiento, considerado "Padre de la Ciencia", desarrolló el modelo heliocéntrico de Copérnico, asegurando que los planetas giran alrededor del Sol y no al contrario como suponía el paradigma geocéntrico de la época. Acusado de herejía por el Santo Oficio en 1633, protagonizó uno de los más célebres enfrentamientos del pasado entre la Iglesia y la Ciencia.
*Isaac Newton: Físico, matemático y filósofo inglés. Describió la Ley de Gravitación universal y los principios de la mecánica clásica. Para consultar todos los posts que le aluden en este blog, clic AQUÍ.
*Ilya Prigogine: Físico y químico belga. Premio Nobel de Química en 1977.
*Mecanicismo: Doctrina filosófica que propone que el funcionamiento de toda la realidad natural se puede comparar al de una máquina. Sostiene así que toda realidad debe ser entendida siguiendo los modelos
proporcionados por la mecánica y necesariamente interpretada sobre la base de las
nociones de materia y movimiento. Esta concepción está íntimamente ligada al reduccionismo que entiende que cualquier "objeto" (y aquí incluyen toda la realidad objetivable o no) no es más que la suma de sus partes.
Para profundizar en este tema, pueden consultar las reflexiones del físico Hans-Peter Dürr en este enlace.
Otro interesante artículo de Fernández-Rañada sobre los múltiples "mapas" de la realidad, AQUÍ.