(Como siempre, recordamos que los incisos en caracteres grises son de nuestra autoría).
"(Un) enfoque reduccionista de la naturaleza humana es el que pone como fundamento a la propia naturaleza en nuestra historia biológica, más allá de nuestros componentes químicos o biológicos. Un ejemplo: no somos más que 'monos desnudos', por citar el título de un libro del zoólogo inglés Desmond Morris, que fue todo un éxito de ventas cuando se publicó en 1967. Y es una buena manera de acaparar titulares de prensa, pero es una interpretación sencillamente errónea. En realidad, somos exsimios (o, como explicaba el biólogo Francisco J. Ayala 'todos los monos son primates, pero no todos los primates son monos', el ser humano no lo es). Hemos evolucionado más allá de esa fase. Imaginar que la naturaleza humana puede definirse en términos de nuestros orígenes ancestrales equivale a negar la evolución: tanto la biológica como la cultural. La antropología aporta un relato de la evolución humana complementario del puramente biológico porque pone el acento en la importancia de los factores culturales como elementos que facultan a los seres humanos para evolucionar más allá de los límites de su biología.Pero, posiblemente, la forma de reduccionismo biológico más conocida en años recientes es la propugnada por quienes sostienen que los genes son los elementos básicos de la realidad biológica... Richard Dawkins es uno de los más prominentes defensores de la visión de la evolución 'a vista de gen', que alcanzó gran popularidad en los años ochenta del siglo XX, pero que ha perdido desde entonces bastante del apoyo que llegó a tener. Según este enfoque, los organismos biológicos (los seres humanos entre ellos) son máquinas complejas controladas por nuestros genes. Para Dawkins, por ejemplo, todo está determinado por nuestro ADN, la compleja molécula biológica que transmite la información genética.
'El ADN ni sabe ni se preocupa. El ADN solo es. Y bailamos al ritmo de su música'
(Cita de Dawkins tomada de 'El río del Edén'... Por favor, absténganse de preguntar ¿por qué el ADN "es"? con que sepan que el ADN "es", van más que servidos, no sean quisquillosos ;-))
Nosotros estamos simplemente aquí para posibilitar que nuestros genes se transmitan a generaciones futuras. Vistos a través del prisma del reduccionismo científico de Dawkins, los seres humanos no somos más que máquinas dedicadas a perpetuar genes (démosle de nuevo la palabra):
'(Los genes) abundan en grandes colonias, a salvo dentro de gigantescos y lerdos robots (se refiere a usted y a mí, amigo lector :-)), encerrados y protegidos del mundo exterior, comunicándose con él por medio de rutas indirectas y tortuosas, manipulándolo por control remoto. Se encuentran en ti y en mí; ellos nos crearon, cuerpo y mente; y su preservación es la razón última de nuestra existencia'.
('The Selfish Gene', Oxford University Press, 2ª Ed., 1989).
('Palabra de Dios' o, como diría Javier Sampedro, 'y con tu espíritu' ;-))
Asunto zanjado, pues. Eso es lo que nos dicen la ciencia a propósito de la naturaleza y la identidad humanas. ¿No?
Pues no.
:-)
Esta es simplemente una pontificación metafísica, no un análisis científico. Dawkins nos ofrece con esas palabras su propia interpretación idiosincrásica de la ciencia, pero no la ciencia pulcra y ordenada en sí. ¿Qué hay en esos fragmentos del libro de Dawkins arriba citados que pueda ser probado de manera experimental? Se trata principalmente de una mera especulación y, en función de ella, el autor trata de convencernos de que existe un sólido consenso científico (trata de convencernos y en muchos casos lo consigue: innumerables ateos dan por sentado de forma totalmente acrítica que lo que Dawkins opina no es la opinión personal del zoólogo, sino la interpretación 'oficial" de la ciencia cruda, pura y dura, ver párrafo final). Pero la mejor crítica del reduccionismo genético de Dawkins la ha aportado Denis Noble, el distinguido biólogo de la Universidad de Oxford a quien muchos atribuyen la invención de la 'biología de sistemas', un enfoque de la biología que reconoce la complejidad de los sistemas biológicos y que destaca especialmente la incapacidad de los enfoques reduccionistas para explicar cómo 'emergen' las propiedades de dichos sistemas. Noble sostiene que la complejidad observada en los sistemas biológicos nos invita a tomarnos las interpretaciones reduccionistas con mucho escepticismo (ver, por ejemplo, su ensayo 'La música de la vida. Más allá del genoma humano', Akal, 2008). Tal complejidad nos obliga, de hecho, a reconocer que, dentro de esos sistemas, emergen propiedades que trascienden las de sus componentes individuales.
Así pues, ¿qué opinión le merece a Noble el reduccionismo genético de Dawkins? No muy buena. Noble considera que el único elemento correcto desde el punto de vista de los hechos en ese audaz enunciado de Dawkins, arriba citado, es que los genes 'se encuentran en ti y en mí' (yo creo que en esto estamos todos de acuerdo :-D). El resto es pura especulación metafísica no empírica bajo la que se ocultan toda clase de compromisos ideológicos previos no verificados. Para dejar absolutamente clara su postura, Noble probó a reescribir el enunciado de Dawkins, dando la vuelta por completo a los supuestos metafísicos en él presentes, y conservando al mismo tiempo la única afirmación empíricamente verificable del texto original:
'(Los genes) están atrapados en grandes colonias, encerradas dentro de seres sumamente inteligentes, moldeadas por el mundo exterior, con el que se comunican mediante procesos complejos a través de los cuales, a ciegas, como por obra de magia, emerge una función. Se encuentran en ti y en mí; nosotros somos el sistema que permite que se lea su código; y su preservación depende por completo del goce que experimentamos reproduciéndonos. Somos la razón última de su existencia'.
('La música de la vida. Biología más allá de del genoma humano', págs. 11-15)
En esta nueva versión del pasaje anterior, somos los seres humanos los que tenemos la posición de control. Nosotros somos activos y nuestros genes, pasivos.
Pues bien, ¿qué partes de lo reescrito por Noble son observables y cuáles son especulativas? Como en el caso de Dawkins, lo único que puede ser confirmado por las pruebas disponibles es que los genes están 'en ti y en mí'. El resto es igualmente especulativo y escapa a la investigación empírica. Dawkins y Noble ven las cosas (las mismas cosas) de un modo completamente distinto. No es posible, pues, que ambos tengan razón. Tanto el uno como el otro introducen subrepticiamente una serie de valores y creencias muy diferentes entre sí. Pero sus enunciados son 'empíricamente equivalentes'. Por así decirlo, ambos están igualmente fundados en la observación y en las pruebas experimentales. ¿Cómo podríamos decidir entonces cuál es preferible de acuerdo a criterios científicos? Como bien señala Noble, 'nadie parece capaz de idear un experimento que detecte una diferencia empírica entre uno y otro'.
La ciencia nos ayuda a entender cómo funcionamos, pero la identidad humana es mucho más que eso. C. S. Lewis se quejó en repetidas ocasiones de las explicaciones reduccionistas de la realidad. En El viaje del amanecer, uno de los niños alardea de sus conocimientos científicos de astronomía ante Ramandu, un anciano que vivía en una isla de Narnia. 'En nuestro mundo -dijo Eustace-, una estrella es una enorme bola de gas flameante'. Pero aquello no impresionó lo más minímo al anciano. 'Ni siquiera en tu mundo, hijo, puedes decir que una estrella sea eso, eso solo indica de qué está hecha'. Lewis trataba de expresar así la trampa de creer que describir los componentes de una estrella equivale a determinar su identidad.
La ciencia utiliza enfoques reduccionistas como una de varias herramientas disponibles a la hora de estudiar un sistema. Y es lógico que lo haga. Si descomponemos el sistema en sus partes individuales, es más fácil comprender mejor el comportamiento del conjunto de ese sistema. Pero esa nunca será la imagen completa del mismo. Cuando se juntan los componentes de un sistema, emergen nuevas propiedades en el nivel del sistema como un todo que no estaban presentes en ninguna de sus partes hasta entonces. Un sistema complejo -como el cuerpo humano- posee propiedades que, en muchos casos, no podemos anticipar ni predecir a partir del conocimiento de las propiedades de los elementos constituyentes individuales. El reduccionismo presenta límites severos, especialmente en biología". (Y no digamos ya en neurociencia).
Alister McGrath
Biofísico, filósofo, teólogo y divulgador
Universidades de Oxford y Cambridge
Extractos de "La Ciencia desde la Fe. Los conocimientos científicos no cuestionan la existencia de Dios", Espasa, 2015, págs. 162-165
(Como recordarán, le dedicamos otra entrada al doctor McGrath aquí).
***
Aunque este post ya se está alargando demasiado, vamos a corolarlo con una explicación más gráfica de lo expuesto (y, de paso, nos divertirnos un poco :-)). Contemplen, por favor, la siguiente imagen:
Supongo que, como yo misma, ustedes pueden ver la dulce cabecita de una joven. Una princesa, cabría suponer, por la corona que adorna su hermoso pelo que se ondula como una marea sobre la orilla suave de su frente. Se trata de una jovencita de grandes y luminosos ojos oscuros, con unos bellos pómulos afilados, nariz pequeña y labios carnosos. Su porte irradia belleza, lozanía y expectación. Es de suponer que tiene toda la vida por delante, por lo que TODO en ella invita a la esperanza.
Ahora contemplen este otro dibujo:
Efectivamente, se trata de una anciana. Sus ojos, también grandes, parecen apagados, casi hundidos arrastrados por el peso de dos grandes bolsas que tiran de ellos hacia lo más profundo de su personal abismo existencial. La frente arrugada, la nariz grande, deformada por la edad, el rictus amargo de la boca, reflejo de una honda tristeza producida quizás por algún trastorno de salud propio de la madurez, o por algún agravio de la memoria. La muerte no puede andar muy lejos. TODO en ella invita a la desesperanza.
A estas alturas, el lector ya se habrá dado cuenta de que se trata del mismo dibujo... visto desde dos perspectivas distintas. Pero, se mire desde donde se mire, sigue siendo EL MISMO.
Sigamos jugando; ahora daremos un nombre al personaje: nuestra joven/anciana se llama "Ciencia" o, más concretamente, "Datos Observables de la Ciencia". Es evidente que Denis Noble interpreta el mundo que nos sugieren esos datos como una joven princesa llena de vida y esperanza. Dawkins, en cambio, lo ve como una anciana ceñuda y deprimente al borde de la muerte... Pero, insistimos, los datos de los que ambos parten, como los dibujos, son los mismos. No sabemos exactamente la razón por la que Denis Noble interpreta los datos científicos desde un punto de vista llamémosle "optimista", pero sí sabemos por qué un activista ateo como Richard Dawkins pone tanto empeño en interpretar esos mismos datos de un modo tan deliberadamente descorazonador: se trata, por encima de todo, de mostrar al incauto oyente o lector un mundo "oscuro", "hostil", sin sentido ni propósito alguno, sin finalidad, y, por encima de todo, sin esperanza. Un mundo cruel y azaroso, que no es más que un pozo de negrura entrópica, donde solo nos queda la opción de sobrevivir del mejor modo que podamos (si todos tuviéramos una cuenta corriente tan abultada como la de de Dawkins sería más fácil, dicho sea de paso), hasta que la muerte, que, por supuesto, es el final, entierre para siempre nuestro sufrimiento. ¿Por qué, pudiendo interpretarla de un modo más luminoso, alguien elige esta versión "gore" de la existencia? La razón, repetimos, es más que obvia: porque Dawkins trata de de-mostrar que el mundo "no es bueno", y que un mundo tan horrendo solo puede ser obra, o bien de un dios que tampoco lo sea (y si Dios no es "bueno", ¿para qué defender su existencia?), o del puro, indiferente y despiadado azar. Y también se trata, claro está, de sugerir que el ateo es mucho más valiente que el teísta :-), pues se enfrenta a esta "cruda" realidad "sin muletas".
Lo dicho, no es que a Dawkins se le vea el plumero, es que el hombre es una fábrica de edredones nórdicos. La otra pregunta que no podemos dejar de hacernos a tenor de los hechos es: si el ser humano es un "robot lerdo" (ver más arriba), es de suponer que Dawkins también lo es. Entonces, ¿no se podría deducir que esa interpretación pesimista que hace de los datos científicos no es más que un reflejo de su propia lerdez? Si Dawkins piensa que es un robot estúpido, ¿por qué habría de tomarse en serio sus propias conclusiones, su propia estupidez? ¿Y por qué los demás deberíamos tomar sus conclusiones como verdad revelada? ¿O es que Richard Dawkins está excluido de esa torpeza general que él mismo atribuye al ser humano?
***
Lo malo de todo esto es que esta visión oscura del mundo ha cuajado en el inconsciente colectivo y está escandalosamente extendida. Hace unas semanas, en un hilo de debate de Google +, una comentarista nos dijo que ella prefería la versión materialista del universo, que prefería -palabras textuales- "no romantizarlo". Una chica valiente, ¿verdad? Viviendo peligrosamente :-)... Le pregunté que si ella pensaba que afirmar que el Quijote es algo más que papel cosido y tinta, es también "romantizarlo".
Aún espero su respuesta...
No era tan valiente.
Ahora contemplen este otro dibujo:
Efectivamente, se trata de una anciana. Sus ojos, también grandes, parecen apagados, casi hundidos arrastrados por el peso de dos grandes bolsas que tiran de ellos hacia lo más profundo de su personal abismo existencial. La frente arrugada, la nariz grande, deformada por la edad, el rictus amargo de la boca, reflejo de una honda tristeza producida quizás por algún trastorno de salud propio de la madurez, o por algún agravio de la memoria. La muerte no puede andar muy lejos. TODO en ella invita a la desesperanza.
A estas alturas, el lector ya se habrá dado cuenta de que se trata del mismo dibujo... visto desde dos perspectivas distintas. Pero, se mire desde donde se mire, sigue siendo EL MISMO.
Sigamos jugando; ahora daremos un nombre al personaje: nuestra joven/anciana se llama "Ciencia" o, más concretamente, "Datos Observables de la Ciencia". Es evidente que Denis Noble interpreta el mundo que nos sugieren esos datos como una joven princesa llena de vida y esperanza. Dawkins, en cambio, lo ve como una anciana ceñuda y deprimente al borde de la muerte... Pero, insistimos, los datos de los que ambos parten, como los dibujos, son los mismos. No sabemos exactamente la razón por la que Denis Noble interpreta los datos científicos desde un punto de vista llamémosle "optimista", pero sí sabemos por qué un activista ateo como Richard Dawkins pone tanto empeño en interpretar esos mismos datos de un modo tan deliberadamente descorazonador: se trata, por encima de todo, de mostrar al incauto oyente o lector un mundo "oscuro", "hostil", sin sentido ni propósito alguno, sin finalidad, y, por encima de todo, sin esperanza. Un mundo cruel y azaroso, que no es más que un pozo de negrura entrópica, donde solo nos queda la opción de sobrevivir del mejor modo que podamos (si todos tuviéramos una cuenta corriente tan abultada como la de de Dawkins sería más fácil, dicho sea de paso), hasta que la muerte, que, por supuesto, es el final, entierre para siempre nuestro sufrimiento. ¿Por qué, pudiendo interpretarla de un modo más luminoso, alguien elige esta versión "gore" de la existencia? La razón, repetimos, es más que obvia: porque Dawkins trata de de-mostrar que el mundo "no es bueno", y que un mundo tan horrendo solo puede ser obra, o bien de un dios que tampoco lo sea (y si Dios no es "bueno", ¿para qué defender su existencia?), o del puro, indiferente y despiadado azar. Y también se trata, claro está, de sugerir que el ateo es mucho más valiente que el teísta :-), pues se enfrenta a esta "cruda" realidad "sin muletas".
Lo dicho, no es que a Dawkins se le vea el plumero, es que el hombre es una fábrica de edredones nórdicos. La otra pregunta que no podemos dejar de hacernos a tenor de los hechos es: si el ser humano es un "robot lerdo" (ver más arriba), es de suponer que Dawkins también lo es. Entonces, ¿no se podría deducir que esa interpretación pesimista que hace de los datos científicos no es más que un reflejo de su propia lerdez? Si Dawkins piensa que es un robot estúpido, ¿por qué habría de tomarse en serio sus propias conclusiones, su propia estupidez? ¿Y por qué los demás deberíamos tomar sus conclusiones como verdad revelada? ¿O es que Richard Dawkins está excluido de esa torpeza general que él mismo atribuye al ser humano?
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Lo malo de todo esto es que esta visión oscura del mundo ha cuajado en el inconsciente colectivo y está escandalosamente extendida. Hace unas semanas, en un hilo de debate de Google +, una comentarista nos dijo que ella prefería la versión materialista del universo, que prefería -palabras textuales- "no romantizarlo". Una chica valiente, ¿verdad? Viviendo peligrosamente :-)... Le pregunté que si ella pensaba que afirmar que el Quijote es algo más que papel cosido y tinta, es también "romantizarlo".
Aún espero su respuesta...
No era tan valiente.
Disculpen las mayúsculas.
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