Por cierto, el geofísico Alfred Wegener, que propuso la teoría de la deriva continental en 1915, fue sometido a todo tipo de burla y escarnio por parte de la comunidad científica de su tiempo. Su revolucionaria teoría le convirtió en un hereje de manual; sus amables colegas no se limitaron a decir: "no estamos de acuerdo contigo, Al, pero, tranqui, te respetamos" :-). No, le ridiculizaron hasta el descrédito y la demolición. Lo triste de esta historia es que Wegener murió antes de que su teoría fuera por fin respaldada por las observaciones y, por tanto, aceptada como "científica", sesenta años después.
Este blog ha sido creado sin ánimo de lucro. El único interés que me guía en este proyecto es la divulgación, el intento de llevar al gran público un aspecto del debate ciencia-fe que, considero, no es suficientemente conocido, pero que no debe ser obviado si pretendemos construirnos un criterio global y objetivo sobre un tema de candente actualidad.
Todos los párrafos aquí reproducidos son propiedad intelectual única y exclusivamente de sus autores. Siempre que sea posible se indicarán los títulos de los libros u otro tipo de publicaciones de donde fueron extraídos, así como el nombre y credenciales académicas de esos mismos autores. En algunos casos se proporciona al lector enlaces a librerías on line donde pueden adquirir sus obras. Aquí encontrarán una amplia bibliografía referente al debate ciencia-fe que incluye también todas las obras de divulgación consultadas en la progresiva elaboración del sitio. Sólo los textos escritos en caracteres grises son de mi autoría. Si desean reproducir éstos en otros blogs o páginas web, indiquen, por favor, el lugar del que proceden. Gracias.
Este blog no se adhiere a ningún credo.
Advertencia:
El contenido de este sitio puede ocasionarle conflictos irremediables con sus dogmas... cientifistas ;-)
Bienvenidos.
Un elemento mental podría desempeñar un papel esencial en el universo. Freeman J. Dyson
Por cierto, el geofísico Alfred Wegener, que propuso la teoría de la deriva continental en 1915, fue sometido a todo tipo de burla y escarnio por parte de la comunidad científica de su tiempo. Su revolucionaria teoría le convirtió en un hereje de manual; sus amables colegas no se limitaron a decir: "no estamos de acuerdo contigo, Al, pero, tranqui, te respetamos" :-). No, le ridiculizaron hasta el descrédito y la demolición. Lo triste de esta historia es que Wegener murió antes de que su teoría fuera por fin respaldada por las observaciones y, por tanto, aceptada como "científica", sesenta años después.