"Yo era un darwinista ortodoxo y convencido, y ahora he dejado de serlo ¿Qué objetivos ocultos han guiado mi pérdida de fe? Era entonces y sigo siendo un correoso ateo, un izquierdista moderado y un amante del jazz. Darwin sigue siendo un modelo intelectual para mí, y sigo valorando el darwinismo como lo que es: un sólido argumento matemático para compatibilizar la naturaleza discreta del gen con el gradualismo darwiniano. ¿Cuáles son entonces mis objetivos ocultos? Mi fe en el darwinismo se ha disipado por las más grises, planas y aburridas razones científicas.
***
***
La genética revela que toda la deslumbrante diversidad animal de este planeta, desde los ácaros de la moqueta hasta los ministros de cultura... no son más que ajustes menores de un meticuloso plan de diseño que la evolución inventó una sola vez hace unos 600 millones de años. Y que, sin embargo, es tan eficaz que puede construir cualquier cosa que uno pueda imaginar... Nadie, absolutamente nadie, se hubiera imaginado una cosa semejante hace 20 años, no digamos ya en tiempos de Darwin.
***
Cualquier crítica al mecanismo de la selección natural suele ser atribuída por la ortodoxia darwinista* a algún turbio prejuicio religioso... y condenada con los consiguientes anatemas... (ver siguiente apartado) Pese a las arraigadas convicciones darwinistas de mi juventud, he llegado a persuadirme, a base de palos propinados por la evidencia, de que las principales innovaciones biológicas tienen un mecanismo causal no darwinista, no explicable por la lenta acumulación de pequeñas mejoras adaptativas... Admitiré de buen grado cualquier crítica científica contra esta idea, pero me partiré de risa si alguien pretende adjudicarla a una motivación religiosa.
(*Abrimos un paréntesis para ilustrar esta afirmación de Sampedro indicando que Dawkins, el más claro exponente del neodarwinismo ortodoxo en la actualidad, en su "El espejismo de Dios", acusa solapadamente al físico Paul Davies de "acomodar" sus ideas a las de los teístas con la sola intención de hacerse con el Premio Templeton. Del mismo modo podríamos decir que Juan Ramón Jiménez escribió toda su extensa obra poética motivado exclusivamente por el deseo soterrado de hacerse merecedor del Nobel de Literatura que le fue otorgado en 1956... Podríamos decirlo, claro, nada nos lo impide, pero haremos el más espantoso de los ridículos, algo contra lo que Dawkins parece estar inmunizado.
Pero, incluso aunque esta acusación rastrera fuera cierta, que evidentemente no lo es, deducir que los postulados de Davies y otros muchos físicos no reduccionistas son erróneos en base sólo a su sospecha personal de que intentan hacerse merecedores del Templeton, significa, ni más ni menos, que Dawkins no tiene mejor argumento para refutar las ideas de Davies que esta burda falacia ad hominem... Esto sólo indica que vamos por buen camino :-)
Así que, según nuestro profesor, todos los científicos y filósofos que se apartan mínimamente del más férreo y trasnochado positivismo están "condicionados" por sus ideas personales y su "adoctrinamiento" -palabra ésta marcada a fuego en el diccionario devocional de Dawkins-. Pero los que no se apartan del reduccionismo no están condicionados ni influenciados en ningún modo. Sobre todo él mismo, Dawkins, cuyas ideas son, simplemente, la más preclara y objetiva verdad, no contaminada por nada en absoluto, ni siquiera por su más que evidente odio visceral a la religión y sus representantes.
No sólo por sus hechos, por sus palabras también les conoceréis).
La evolución es una ciencia como cualquier otra, pese a los iluminados esfuerzos de sus predicadores por convertirla en una catequesis.
***
Darwin abandonó su fe cristiana, pero nunca la sustituyó del todo por un ateísmo de corte moderno. Más bien, y al igual que su abuelo Erasmus, pareció abrazar una forma de deísmo, la creencia de que Dios había creado el mundo y sus leyes generales y después no había vuelto a intervenir.
***
Intuir cómo pudo evolucionar el código genético a partir de la materia inerte es posiblemente el mayor reto que tiene planteado ahora mismo el evolucionismo precelular. Desde los años sesenta no han faltado intentos de encontrar una solución a este crucigrama astral, pero la verdad es que no han sido muy fructíferos (cabe recordar aquí, entre otros, el famoso experimento de Bartel y Szostak en 1993). Nota añadida.
***
La aparente improbabilidad de la evolución de la primera célula pone el problema del origen de la vida en el mismísimo límite de lo científicamente aceptable. Es necesario encontrar una explicación convincente para sortear ese horrible escollo. La panspermia* dirigida es una posible explicación, y no mucho más lunática que las escalofriantes contorsiones que el stablishment favorece en la literatura técnica sobre el origen de la vida. Lo que no vale es minimizar la magnitud del problema y seguir repitiendo la parábola de la sopa y el estanque templado como una letanía.
Los rezos no son ciencia.
***
Entendemos que su "ceguera", no fue obstáculo suficiente para impedir al relojero que construyera el reloj :-). El modo en que lo hizo, y dado que la selección natural, como mecanismo principal de la evolución, está siendo cuestionada, es el apasionante enigma que la Ciencia debe ahora dilucidar. Y nosotros permaneceremos atentos a sus dictámenes.
He leído el libro de Sampedro, con orgullo (por ser un compatriota :-)) y con toda la dificultad que para una lega en materia de biología supone una obra de tal densidad. Afortunadamente, está escrito con grandes dosis de humor, algo que el confuso lector aficionado no puede menos que agradecer, porque, como se suele decir, la píldora con azúcar siempre pasa mejor.
Sampedro, como él mismo indica en el primer párrafo de los extractos que hoy traemos aquí, es, y piensa seguir siendo, ateo, y en su libro, en ningún momento ofrece el menor indicio de que Dios (el de los teístas o el de los deístas) pueda ser el causante de la evolución. Esto, lejos de desanimar al creyente, debería significar un motivo de esperanza, pues es indicativo de que la ciencia no es inmovilista. De hecho, se está moviendo en un sentido, insospechado hace sólo veinte años, aunque muchos de sus representantes actuales sigan haciendo gala de una ortodoxia asfixiante, incluso para sus propios colegas más liberales.
A nuestro inmovilista favorito citado más arriba, el doctor Richard Dawkins, Sampedro lo trata con una hilarante condescendencia :-) Cada vez que transcribe algún texto del profesor de Oxford, textos como siempre inflados de la endiosada arrogancia que al "bulldog" inglés le es propia, Sampedro añade jocosamente alguna expresión típica de la liturgia católica. "Y con tu espíritu", "Amén", etc... :-) Para, a continuación, explicar en qué puntos de sus férreos postulados el iluminado predicador neodarwinista se equivoca. Sampedro da a entender así que las rotundas afirmaciones graníticas de nuestro nada flemático Dawkins son, nada más y nada menos que "verdad revelada", dogma de fe, "yo-y-sólo-yo-conozco-la-verdad-y-el-que-diga-lo-contrario-es-un-hereje". Si Dawkins lee a Sampedro llegará a la paranoica conclusión de que este biólogo molecular ateo, de izquierdas, columnista en el diario El País, es sólo "un creacionista disfrazado". Ya lo ha hecho otras veces y lo seguirá haciendo.
Es evidente que el doctor Dawkins está practicando precisamente eso que tanto parece odiar: un modo corrosivo, opresor, fundamentalista y anticientífico de religión.
El bioquímico Rupert Sheldrake deja en evidencia a Dawkins, aquí.
Más sobre las críticas al neodarwinismo AQUÍ
Aquí tienen una lista de expertos que no aceptan la hipótesis de la selección natural como mecanismo único de la Evolución de las especies. La mayoría de estos científicos no pertenecen al movimiento del Diseño Inteligente ni a ninguna otra corriente "creacionista".
Para más información sobre nuestra postura respecto a la teoría de Darwin, clicar AQUÍ.