Este blog ha sido creado sin ánimo de lucro. El único interés que me guía en este proyecto es la divulgación, el intento de llevar al gran público un aspecto del debate ciencia-fe que, considero, no es suficientemente conocido, pero que no debe ser obviado si pretendemos construirnos un criterio global y objetivo sobre un tema de candente actualidad.

Todos los párrafos aquí reproducidos son propiedad intelectual única y exclusivamente de sus autores. Siempre que sea posible se indicarán los títulos de los libros u otro tipo de publicaciones de donde fueron extraídos, así como el nombre y credenciales académicas de esos mismos autores. En algunos casos se proporciona al lector enlaces a librerías on line donde pueden adquirir sus obras. Aquí encontrarán una amplia bibliografía referente al debate ciencia-fe que incluye también todas las obras de divulgación consultadas en la progresiva elaboración del sitio. Sólo los textos escritos en caracteres grises son de mi autoría. Si desean reproducir éstos en otros blogs o páginas web, indiquen, por favor, el lugar del que proceden. Gracias.

Este blog no se adhiere a ningún credo.

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El contenido de este sitio puede ocasionarle conflictos irremediables con sus dogmas... cientifistas ;-)

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El materialismo promisorio es una superstición. John C. Eccles

frases de dios eccles

Si el materialismo es la doctrina filosófica que sostiene que todo lo que existe es materia, el materialismo promisorio (expresión acuñada en el siglo pasado por Karl Popper) es aquel que pretende que todas las incógnitas que aún se resisten al método científico serán explicadas en un futuro desde esa misma doctrina. El materialismo algún día lo explicará todo y lo solucionará todo, incluida esa pequeña molestia que supone no ser inmortales.

***


 ¿No es "sospechoso" que los deseos del hombre coincidan con la realidad?

 Nuestros amigos ateos a menudo nos hacen esta pregunta a los creyentes, y "sospechoso" es el vocablo que suelen usar :-). A ellos les parece altamente improbable que el hombre desee protección, seguridad, propósito y vida eterna, y que la realidad le obsequie "precisamente" con esos dones... La réplica viene casi rodada: primero, no todo el mundo coincide en estos deseos, o, al menos, si son los mismos deseos, muestran diferentes facetas: si es cierto que muchos prefieren sentirse protegidos por alguna entidad poderosa, otros muchos prefieren no sentirse protegidos, con tal de no sentirse vigilados. El caso de Jean Paul Sartre es casi paradigmático (transcribimos al final de esta entrada una anécdota muy reveladora extraída de su exquisita autobiografía "Las palabras", publicada en 1965). Ya hemos desmontado aquí en varias ocasiones la extendida opinión de que los ateos son más "valientes" que los teístas al enfrentarse al mundo sin, lo que ellos llaman, "muletas"... :-) No es que sean más valientes, es solo que el mismo miedo puede adoptar muchas formas.

Segundo: ¿no es "sospechoso" que la realidad esté hecha solo de materia, "precisamente" la única sustancia que está al alcance del hombre y, por tanto, la única que éste puede estudiar, medir, manipular? ¿No es sospechoso que toda la realidad acabe "precisamente" donde acaba nuestra percepción? ¿Por qué no podría acabar varios metros más allá? ¿Porque dos metros más allá ya no llegaríamos? ¿Sólo por eso la realidad acaba dos metros más acá, porque hasta aquí sí que llegamos? Esto sería lo más deseable, ¿verdad? Que no quede nada "fuera" de nuestro alcance.... Eso sería lo IDEAL ¿Estamos de acuerdo? Y, si estamos de acuerdo en que esto es lo más deseable, ¿no es "sospechoso" que los deseos del hombre coincidan con la realidad? :-)

Sospechoso, sí. Y mucha, mucha casualidad... Pero, claro, nuestros amigos ateos cientifistas no tienen grandes problemas para inventarle habilidades descabelladas al azar, la única causa de cualquier fenómeno por inconcebible, prodigioso y deslumbrante que sea. El azar, el Alfa y la Omega, principio y fin de todas las cosas... El auténtico dios de los agujeros.

Y el materialismo, la nueva Tierra Prometida.


 ***



Aquí tienen las citas de Sartre que anunciábamos más arriba:  


 "Sólo una vez tuve el sentimiento de que Dios existía. Había jugado con unos fósforos y quemado una alfombrita. Estaba tratando de arreglar mi destrozo cuando, de pronto, Dios me vio, sentí su mirada en el interior de mi cabeza... Estuve dando vueltas por el cuarto de baño, como un blanco vivo. Me salvó la indignación; me puse furioso contra tan grosera indiscreción, blasfemé... No me volvió a mirar nunca más".


La blasfemia consistió exactamente en maldecir tres veces al Creador con mucha enjundia, "como hacía mi abuelo", aclara el autor. No las reproducimos para no herir sensibilidades, pueden ver el texto completo en este enlace, pág. 72. La estrategia, como él mismo nos cuenta, funcionó: la insoportable angustia que se apoderó del pobre chaval al creerse "observado" y pillado en falta por un Ente imprevisible murió súbitamente, como muere la fruta una vez que cortas el árbol que la sostiene y le proporciona la savia. La angustia ante lo absurdo de la existencia que Sartre experimentó más tarde y que nos transmitió en su magistral "La náusea" no era, ni de lejos, tan asfixiante como la desesperación de sentirse observado, atrapado por un Ser que, tal como se lo habían descrito, podía fulminarle en cualquier momento... y por cualquier motivo. Cambió una angustia por otra, es cierto, pero, para él, el cambio fue positivo. La segunda angustia era más llevadera.

Unas páginas antes Sartre confesaba que en su niñez:


"En el Dios al uso que me enseñaron no encontré al que esperaba mi alma; necesitaba un Creador y me daban un Gran Patrón".


 No dudo de la buena intención de los educadores del pequeño Jean Paul, pero es así, precisamente así, como se gesta el ateísmo en muchas personas. Yo misma lo he podido comprobar en múltiples ocasiones tanto en la vida real como en el vasto universo de internet. Den una vuelta por los miles de blogs ateos que menudean por la red, verán que los jóvenes blogueros suelen reservar una sección especial para explicar las vicisitudes que les llevaron a su "conversión" al ateísmo. Muchos dicen haberse sentido liberados... Curiosamente, eso es justo lo que sienten muchos "conversos" al teísmo. Como nos dice el biólogo Francisco J. Ayala, en la mayoría de los casos la Ciencia no tuvo nada que ver con la mudanza interna de estos ateos. Apelan a ella a posteriori porque creen (erróneamente, como venimos mostrando en este sitio desde hace ya más de cuatro años) que esta disciplina legitima sus creencias por considerarla la antítesis de la fe. Eliminada la seguridad vital que les ofrecía el discurso tradicional, necesitan aferrarse a otro madero que los mantenga a flote. Como todo el mundo. Y el determinismo cientifista es un cómodo sustituto. Un mullido cojín de plumas donde descansar.

Un conocido webmaster ateo confiesa en su blog que, cuando era niño, solía rezar un avemaría y un padrenuestro cada noche antes de dormir, y que, cuando el cansancio le vencía y no podía hacerlo, la deuda se iba acumulando para la noche siguiente: "En ocasiones llegaba a pagar 20 ó 30 rezos acumulados. Cuando dejé de rezar debía más de 500 de cada uno"nos dice el buen hombre, sin caer en la cuenta de lo mucho que, con esta anécdota, nos está descubriendo sobre las genuinas razones de su conversión. No hace falta ser un catedrático en psiquiatría para comprender qué procesos mentales pueden llevar a un ser humano a elegir, como decía Platón, las tinieblas en lugar de la luz ¿verdad? Basta con que nos disfracen la luz de tinieblas. Todos los gestos acomodaticios pretendidamente intelectuales con los que adornamos la verdad desnuda de nuestra primera y temblorosa motivación, en demasiadas ocasiones, no son más que eso, un traje artificial con el que investimos nuestra inseguridad, ese temor ancestral a "la arbitrariedad de los dioses", sea cual sea la forma que esa arbitrariedad divina adopte para nosotros.

 Jim Henson, que sabía mucho de niños :-), decía que éstos no recuerdan lo que los adultos intentamos enseñarles, sino lo que somos. ¿Me permiten la osadía de despedirme hoy con un consejo personal? Sean cuidadosos con el modo en que se muestran ante los niños y, sobre todo, tengan especial cuidado con la imagen de Dios y del mundo que les están transmitiendo sin palabras, con sus actos y gestos cotidianos. Y, por favor, no carguen pesados fardos sobre sus pequeñas espaldas. No disfracen la luz de tinieblas... 

Quizás del modo en que ustedes enfrenten hoy esta delicada tarea de educar dependa, en gran medida, que la próxima generación conciba la vida como una gloriosa bendición... o como una náusea.





Disculpen las mayúsculas.
Ver también:




Más citas con foto en Galería.




Los medios ofrecen una imagen distorsionada del debate ciencia-fe. Juan Carlos Nieto (Falacias ateas I)


alpinista dios y la ciencia


Compartimos hoy con nuestros lectores algunas reflexiones del periodista Juan Carlos Nieto. Los párrafos que siguen fueron extraídos del libro"60 preguntas sobre Ciencia y fe", publicado en España por la editorial Stella Maris. 

Como siempre, los comentarios en gris son de nuestra autoría.


 
"El debate público sobre la supuesta polémica entre ciencia y religión se ha ido incrementando en los últimos años en una especie de revival de las discusiones cientificistas del siglo XIX.

Un vistazo a las mesas promocionales de cualquier librería generalista expondrá ante el aspirante a lector de ciencia las obras de autores como Richard Dawkins, Daniel Dennett o Christopher Hitchens en las que se ataca despiadadamente la religión... (Sus libros) son ampliamente difundidos bajo la etiqueta de divulgación científica (...) (Los libros de los expertos teístas o deístas, sin embargo, o no se traducen, o son retirados de la circulación en un par de años).

Los argumentos de todos estos libros no son nada complejos, pero tienen un enorme impacto sobre la opinión pública cuando las ideas que alumbran se repiten una y otra vez en medios de comunicación masivos como la televisión, el cine e internet. No hablamos de programas, web o prensa (serios) que sigan un debate con las reglas de la ciencia y de la lógica, sino de productos de la industria cultural como series televisivas, películas comerciales o foros online". 



Por poner un ejemplo, en las primeras escenas de la película "Friends with kids", uno de los actores, Adam Scott, aparece en la cama leyendo un ejemplar bastante grande y con una portada bien visible de "El espejismo de Dios", que poco después deja sobre la mesilla de noche, quedando el libro durante varios segundos como único protagonista del plano... Ignoramos si Dawkins pagó o cobró por esta toma, pero, en cualquier caso, la publicidad no fue precisamente subliminal :-))  Y aquí les dejo un ejemplo de una típica discusión ciencia-fe online, a esto se refiere el profesor Nieto. El debate que tiene lugar bajo el vídeo que enlazo es un cliché de este tipo de discusiones populares en la red. Siempre es igual: los ateos claman por "evidencias científicas" (algunos listillos escriben "empíricas" para dar más miedo :-) aunque muchos de ellos tampoco sepan con exactitud qué significa ese término) pero, desgraciadamente, los únicos creyentes que se animan a participar en la charla son literalistas de la Biblia con escasa formación, que no saben cómo ofrecer esas evidencias exigidas. Cristianos sinceros y, sin duda alguna, bienintencionados que, desafortunadamente, sólo consiguen estorbar la causa teísta.

Ni que decir tiene que respetamos la Biblia y cualquier otro texto sagrado y a quienes creen en ellos, admiramos sinceramente el entusiasmo y la valentía de los cristianos evangélicos, pero entendemos que las Escrituras no son muy útiles cuando se utilizan como argumento contra el ateísmo, precisamente porque los ateos no las consideran "sagradas". Es necesario acudir a otras fuentes cuya autoridad sea reconocida por ambos bandos, así como usar otras estrategias dialécticas, más complejas quizás, pero muy efectivas, como, por ejemplo, exponer los argumentos filosóficos y científicos a nuestro alcance, que son muchos, y desmontar las falacias ateas, que también son muchas :-).  

El problema es que un hipotético internauta imparcial, y poco informado, que observara estas discusiones "desde fuera", llegaría a la errónea conclusión (de hecho, así ocurre) de que el debate ciencia-fe en la actualidad es "exclusivamente" eso: por un lado, ateos de a pie repitiendo unos cuantos datos científicos memorizados e interpretados de forma sesgada por ateos famosos y, por el otro, creyentes dolidos que se defienden atacando a la Ciencia, incapaces de ver más allá de las tapas de su libro de devociones. Es de esperar que, en este escenario, ganen los ateos por goleada, y el internauta imparcial y poco informado deduzca que el debate está definitivamente cerrado y Dios fuera del juego. Pero es que este NO es el debate Ciencia-fe real y no tiene nada que ver con los debates serios que tienen lugar en círculos eruditos. Este que les enlazo, por ejemplo, sí es mi ideal de un debate de altura acerca del paradigma materialista, la hipótesis filosófica de Dios y el peligro galopante del cientifismo. Pero esto es una rara avis en el espacio web. Aquí tienen otra.

Aun así, les proponemos unos consejos por si se deciden a participar en alguna de estas discusiones: 

En la mayoría de estas charlas, los errores lógicos típicos en los que suelen caer los ateos son la falacia del hombre de paja, el argumento ad hominem, el argumento de autoridad (supongo que les suena eso de: "eres un ignorante, Dios no existe porque lo ha dicho Stephen Hawking que es un genio" ;-)) y las falacias de asociación en todas sus formas, como por ejemplo la Secundum quid. Usan, como decimos, muchas más, pero estas que citamos son sus predilectas. 

Una vez identificada la falacia en cuestión, la estrategia a seguir consiste en advertir al ateo que está cayendo en un error de lógica y que esto desacredita su discurso (la mayoría de ellos NO sabe que lo están haciendo, se limitan a repetir palabra por palabra las prédicas de Dawkins y otros pseudoescépticos mediáticos sin analizar ni contrastar nada y, por tanto, sin percibir que están siendo desinformados). Una vez desenmascarado, el ateo puede reaccionar de dos formas: o bien acepta su error y retira las falacias y, en este caso, su argumentación contra la hipótesis Dios suele quedar fatalmente mutilada (circunstancia que, si el teísta es hábil, sabrá aprovechar sin dificultad alguna :-)); o bien se negará a retirarlas. En este caso, el teísta tiene legitimidad para negarse también a seguir debatiendo contra un argumento que no es reconocido como falaz, recordando a su oponente que, aunque se retire del debate, esto no le concede al ateo automáticamente la victoria, pues la Verdad no tiene por qué respetar el orden de aparición ni se adhiere "mágicamente" al último que habla. Pretender que el que no quiere seguir hablando "ha perdido" equivaldría a incurrir en un argumentum a silentio, es decir, añadiría una falacia más al ya abultado cómputo de nuestro ateo.

Otra opción sería continuar en el debate y usar contra el ateo las mismas falacias que él utiliza contra nosotros. Esta última NO es una actitud intelectualmente honesta, pero si a nuestro oponente, una vez avisado, no le importa ser deshonesto y obviar las reglas del juego, es de suponer que nos brinda vía libre para que nosotros hagamos lo propio. A mi parecer, podemos aprovechar la ocasión, siempre y cuando dejemos claro lo que estamos haciendo. Por ejemplo, si el ateo es lo suficientemente ingenuo como para atacarnos con el trillado razonamiento: "la fe es peor que la ciencia porque la primera sólo ha causado muerte y destrucción poniéndose de parte del poder, recuerda las Cruzadas, la Inquisición, etc...", nosotros nos rebajaremos hasta su altura para ver el mundo desde su simplista óptica maniquea y responderemos con otra falacia del mismo calibre e igualmente absurda: "en ese caso, la Ciencia ha cometido el mismo pecado, poniéndose siempre de parte del poder, vendiéndose al mejor postor y causando muerte y horror; recuerda que la Ciencia estaba detrás del Proyecto Manhattan y de los terroríficos experimentos nazis, la Ciencia está detrás de las armas químicas y bacteriológicas y de la mayoría de los sofisticados artefactos de guerra que hoy conocemos; de hecho, 'gracias a' la Ciencia, el hombre tiene hoy por primera vez en la Historia el poder de destruir toda la Tierra apretando un botón"...

Reconocemos que ésta es una artimaña sucia donde las haya :-), exactamente igual de sucia que cuando la usan los ateos. Por supuesto que la Ciencia NO es "mala" SÓLO porque todos los tiranos la hayan usado y la sigan usando en beneficio de sus infames intereses, pero el ateo entenderá mejor dónde está el fallo de su argumentación si utilizamos la MISMA falacia que ellos: obviamente, si no es justo reducir toda la Ciencia a su parte más oscura, tampoco es justo hacer lo mismo con la fe.


Disculpen las mayúsculas, dejamos continuar al profesor Nieto.



"La enorme potencia de la industria cultural ha conseguido inducir un pensamiento único en contra de la religión, una verdadera apisonadora que imposibilita un sincero debate sobre las relaciones de compatibilidad entre ciencia y fe.

No es difícil identificar al menos dos enormes grietas en el edificio anti-concordia ciencia-fe. En la lista de argumentos retóricos que el materialismo cientifista ha elaborado, se observa siempre la misma paradoja: bajo la apariencia de un discurso científico hay realmente una construcción típica de propaganda ideológica moderna, basada en axiomas impuestos por la voluntad de poder.

Repasemos dos de los argumentos de los ateos cientifistas:

-La exigencia de una prueba empírica material de la existencia de un Ser espiritual. Los ateos cientifistas niegan que se pueda creer en nada que no está científicamente demostrado, pero las ciencias experimentales sólo pueden ocuparse, por definición, de lo que se puede contar y medir. Intentar someter la realidad de un Ser espiritual a la prueba empírica material es un inútil ejercicio que sólo cabe en una cabeza cuya lógica racional no esté funcionando bien, o parta de axiomas (podríamos llamarlos dogmas materialistas) que no prueban nada, sino que lo presuponen desde la lógica de una ideología.


(En cuanto a la razón de la supuesta falta de "evidencias" a favor de la existencia de Dios, pueden consultar algunas claves aquí, aquí, aquí, aquí, aquí y aquí, entre otras entradas).


-
La negación de los argumentos metafísicos.
Una vez que queda claro que toda la realidad no se somete al método científico, nos quedaría, desde lo puramente humano, el camino de la metafísica, que también es una actividad racional. Sin embargo, los ateos cientifistas, aplicando otra vez un axioma-dogma previo, buscan el sentido de las cosas, y la pregunta por el sentido es, para ellos, una pregunta absurda, al no poder responderse con métodos experimentales. Viene aquí a cuento el chiste del hombre que en plena noche busca algo bajo la luz de una farola. Un vecino que le ve se acerca y le pregunta: '¿Qué buscas?'. 'Mis llaves', le responde el primero. El buen vecino intenta ayudarle y, tras dos minutos sin encontrar nada, le dice: 'Vecino, aquí no hay llaves'. Ante su estupor, el otro le contesta: 'No, si las he perdido en ese bosque de al lado, pero es que aquí hay luz para buscarlas y allí no':-D

No encontraremos el sentido de la vida bajo la lente de un microscopio ni en un acelerador de partículas, pero eso no autoriza a nadie para decir que el sentido de la vida no exista. O, lo que es peor, que esté prohibido debatir sobre él.

He dejado fuera de este breve análisis los argumentos más burdos del ateísmo cientifista sobre sucesos inventados o reales, que pretenden contaminar el debate ciencia-fe con la falacia del 'hombre de paja' (véase más arriba), pero su enumeración somera es necesaria porque forma parte de su estrategia de propaganda ideológica. Ninguno de ellos demuestra nada, pero tienen un gran efecto emocional: la Inquisición, las Cruzadas, el machismo, el engaño de la magia, el tarot, la colaboración con el nazismo, el creacionismo fundamentalista, las riquezas de la Iglesia... Un totum revolutum, una lista de acusaciones que nada dicen sobre si la fe y la ciencia son compatibles, aunque cuenten verdades o mentiras sobre creyentes y no creyentes.


En este post explicamos cómo un ateo me acusó, sin conocerme de nada y sólo por ser creyente, de ser una "fan de 'El Secreto'". En el verano de 2015 y para mi sorpresa, una agnóstica absolutamente desconocida para mí, me acusó de ser "franquista" (??) En estos casos me gusta tomar prestada la broma de Dawkins: el hecho de que Hitler y Stalin tuvieran bigote, ¿significa que ambos eran ideológicamente afines? :-) Que Franco fuera creyente, ¿me convierte a mí en franquista? Se sabe que Hitler era un gran defensor de los derechos de los animales... ¿Esto significa que los actuales animalistas son todos nazis?... En fin, estas absurdas acusaciones configuran una falacia de arreglo de bulto (aparte del "hombre de paja") muy común en el discurso ateo, y el teísta debe estar prevenido ante ellas, para, cuando lleguen, reaccionar sin acaloramientos. No se enojen, como advierte el profesor Nieto, estos "argumentos" ni siquiera lo son y no demuestran nada, excepto la escasa imaginación de algunos debatientes para encontrar argumentos reales y sólidos. De hecho, incluso deberíamos alegrarnos de que el ateo recurra a ellos, es un buen síntoma porque:


"En la mayoría de las ocasiones, todas estas acusaciones aparecen cuando la grieta principal del edificio cientifista amenaza con derrumbar definitivamente la construcción y despojar de su disfraz a esta ideología seudocientífica.  

Creo que el principal problema de inconsistencia con el que se enfrenta esta corriente es el de encajar en su imagen del mundo el problema de la libertad (los ateos, al sostener que el ser humano es sólo un "robot", un conjunto de piezas casualmente bien encajadas, deben aceptar forzosamente la inexistencia de la libertad individual humana. Los robots no son libres. Esta es, por ejemplo, la postura de Daniel Dennett, uno de los gurús del ateísmo actual, hablábamos de ello aquí).

Si sólo existiese lo material, la libertad humana no existiría. Como resultado, el discurso cientifista no sería más que el parloteo previsto de una máquina de carne. Tampoco existiría la responsabilidad moral sobre los propios actos, pues sin libertad no hay responsabilidad. Nadie denuncia al coche cuando le atropellan, denuncia al conductor imprudente. 

Con todo, una de las posiciones que más daño hacen al debate sobre la ciencia y la religión no proviene del ateísmo, sino de la corriente fideísta del fundamentalismo religioso, normalmente de raíz protestante, que se empeña tanto como el ateísmo en oponer la ciencia a la fe (no pretendemos ofender a nadie, pero, como hemos explicado más arriba, esta actitud hace que los ateos menos avisados -que son la mayoría- concluyan que todos los creyentes tenemos la misma cosmovisión e idea de Dios y la misma actitud hostil hacia la Ciencia que estos fieles evangélicos, precisamente porque, repetimos, estos creyentes suelen ser los más activos en los foros online). El fideísmo es un mal compañero en el viaje a la verdad.

Las ideas tienen consecuencias, y en este caso éstas pueden ser muy graves. El escarnio y la burla de los sentimientos religiosos no son nuevos, pero hasta ahora sólo los habíamos visto en entornos políticos totalitarios. Actualmente estamos viendo un aumento de su práctica en todas sus formas (blasfemias, ridiculización, burla...) en un intento de arrinconar la fe en el espacio privado como si se la identificara con un vicio vergonzoso. Nada nuevo, si uno lo mira bien y recuerda las técnicas propagandistas de las ideologías de entreguerras.

Pienso que esta beligerancia contra la fe, en nombre de una falsa ciencia como la que enarbola el ateísmo cientifista, es en muchos casos una salida personal para auto-justificar el propio estilo de vida (supongo que conocen la célebre anécdota infantil de Sartre :-) muchos prefieren que no haya nadie mirando cuando queman su particular "alfombrilla", lo que no supondría más que otra versión del efecto Epicuro), o una actitud pre-nihilista de 'enfado' con Dios. 

Negar la realidad a la que no es accesible la ciencia, no la hace irreal, sólo inaccesible por ese camino. Hay múltiples caminos para escrutar una realidad que es diversa. Robert Jastrow, que fue director del Goddard Institute of Space Studies de la NASA, decía: 'Para el científico que ha vivido en la creencia en el ilimitado poder de la razón, la historia de la ciencia concluye como una pesadilla. Ha escalado la montaña de la ignorancia, y está a punto de conquistar la cima más alta. Y cuando está trepando el último peñasco, salen a darle la bienvenida un montón de teólogos que habían estado sentados allí arriba durante siglos'". 


Juan Carlos Nieto
Periodista científico
Vocal de la Junta Directiva de la Asociación Española de Comunicación Científica 
Vicepresidente primero de la Red Elipsis de investigación y docencia en periodismo científico y tecnológico

Pueden leer el texto completo en el capítulo titulado "¿Cómo se lleva a cabo el debate público sobre Ciencia y Fe?", págs. 118-121 del libro "60 preguntas sobre Ciencia y Fe respondidas por 26 profesores de universidad". Coordinado por los doctores F. J. Soler Gil y Manuel Alfonseca
Stella Maris, 2014









Ver también:

Cinismo y ateísmo. La rigurosa impostura I  y II.


Todas las entradas sobre el cientifismo, incluida esta, aquí.
Todas las entradas sobre el falso conflicto ciencia-fe, incluida esta, aquí.

Encontrarán más información sobre el tema del post en nuestra bibliografía.



¿Es la religión la raíz de todos los males?

la raiz de todos los males

 Las siguientes líneas aparecen en la cabecera de un conocido blog ateo que suelo visitar:
 

"No encuentro ninguna diferencia entre el Islam y el fundamentalismo islámico. Creo que la religión es la raíz, y de la raíz crece el fundamentalismo como un tallo venenoso. Si quitamos el fundamentalismo y dejamos la religión, en un momento u otro el fundamentalismo volverá a crecer".

Taslima Nasrin
Médico, escritora y columnista de origen bengalí



Les invito a realizar conmigo un pequeño experimento semántico :-)



"No encontramos ninguna diferencia entre el sexo y el abuso sexual. Creemos que el sexo es la raíz, y de la raíz crece el abuso sexual como un tallo venenoso. Si quitamos el abuso sexual y dejamos el sexo, en un momento u otro el abuso sexual volverá a crecer"

(Conclusión obvia: hay que eliminar el sexo)


***


La conclusión anterior es "obvia", pero es evidentemente errónea, porque la premisa de partida también lo era. Parece increíble que a estas alturas tengamos que incidir, una vez más, en este aspecto del debate, pero vamos a ello:  


Señores ateos: no todos los creyentes somos extremistas ni, por el hecho de ser teístas, acabaremos indefectiblemente siendo terroristas, del mismo modo que la gente que practica el sexo no acaba indefectiblemente cometiendo abusos sexuales, ni la gente honrada afiliada al partido comunista acaba enterrando minas antipersonas en Camboya. Esto es así aunque los nuevos ateos insistan en crear alarma en la sociedad con esta supuesta posibilidad. El terrorismo islamista es una degeneración de una idea religiosa, una aberración, no la consecuencia natural de esa idea, y el tallo de la aberración, desgraciadamente, puede surgir de la raíz de cualquier grupo social, religioso o no. Creo que todos podemos captar la diferencia entre ambos conceptos.

Entendemos que las vivencias personales de Taslima Nasrin, el modo brutal en que fue perseguida, la han llevado a esta postura ideológica, posicionada justo en el "extremo" opuesto al punto ideológico en el que se encuentran sus enemigos. Y aquí usamos el término "extremo" intencionadamente. Comprendemos que este tipo de terribles abusos puede nublar la capacidad de razonar con claridad incluso a una persona tan inteligente. Es una derivación lógica de su traumática experiencia privada, casi una previsible estratagema psicológica, si me lo permiten. Pero, aunque la entendamos, aunque compartamos su indignación y nos unamos sin dudarlo a su denuncia contra los integrismos religiosos y contra cualquier tipo de violencia, también comprendemos que, en el fondo, su postura doctrinal anti-teísta resulta tan obcecada, injustamente generalizadora y extremista como lo es la ideología radical que trata de combatir.

Por cierto, ¿cómo pretende esta señora, y cómo pretenden los nuevos ateos en general, "cortar de raíz" la religión? ¿Qué medios usarán para hacerlo? ¿De qué modo se puede cortar de raíz las creencias de la gente sin violar, uno a uno, casi todos los derechos más elementales de las personas recogidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos? Esos mismos derechos que, por cierto, la señora Nasrin asegura defender a capa y espada.


La inmensa mayoría de los creyentes somos ciudadanos pacíficos y luchamos desde nuestra parcela particular por crear un mundo mejor y menos hostil para todos. Hay una minoría que "hace ruído", mucho ruído, y es esa minoría la que aparece en los medios porque la mayoría silenciosa casi nunca es noticia. Pero es en la minoría ruidosa donde los nuevos ateos ponen el punto de mira de su rifle de largo alcance. No consiguen abrir el foco, ampliar miras y observar más allá del estrecho horizonte de los integristas. Sólo esa minoría de exaltados representa para ellos al "demonio del teísmo", esa repulsiva bestia que hay que eliminar del mapa para que el mundo sea por fin el paraíso terrenal que todos deseamos... Como ven, un discurso cuasi "religioso", de cuyo contenido incendiario sólo el factor "Dios" ha sido excluido, pues la amenaza del terrible final que nos espera si no seguimos sus consejos y les apoyamos en su feroz cruzada, es prácticamente un calco de cualquiera de las arengas de esos furibundos predicadores televisivos que llaman a sus seguidores a las trincheras para luchar contra las huestes del Maligno.

Y, sin embargo, no es necesario realizar ninguna enrevesada pirueta mental para entender que esa minoría violenta islamista, por muy numerosa que parezca, por mucho ruido que haga y por mucho espacio que ocupe en las noticias, no es representativa de todos los creyentes, del mismo modo que Pol Pot y sus Jemeres Rojos no son representativos de todos los comunistas, quienes, en su mayoría, son gente de bien y hablo con conocimiento de causa pues tengo buenos amigos entre ellos. Juzgar el todo por la parte nunca ha sido precisamente un ejercicio de honestidad intelectual, un error de cognición muy propio, por cierto, del ateo.



Pregunta:

 Cuando, del modo que sea, los nuevos ateos proselitistas por fin acaben con la religión, que es la "causa de todos los males" (Dawkins dixit), ¿qué harán después para acabar también con todas las demás ideologías no religiosas (políticas, económicas, nacionalistas, patrióticas, territoriales, tribales, etc.) que, estadísticamente hablando, han causado la inmensa mayoría de las muertes violentas a lo largo de la Historia? ¿O estas otras causas, a pesar de ser más numerosas, no les importan tanto? Y, si no les importan, ¿por qué?



Unos datos para la reflexión:

Se estima que las Cruzadas causaron la muerte de 1.000.000 de personas a lo largo de dos siglos. La Inquisición cometió 350.000 asesinatos (me niego a llamarlas "ejecuciones"), durante los siglos XVI al XVIII.


Sólo en el siglo XX, en el curso de unas cuantas décadas, entre Josef Stalin y Mao Tse-Tung acabaron con la vida de 120.000.000 de personas. No cito a estos dirigentes porque fueran ateos, -que lo eran- sino porque, precisamente por serlo, sabemos que NO mataban en el nombre de Dios y sus casos son idóneos para ilustrar lo que postulamos. Stalin incluso asesinó a algunos de sus familiares simplemente por mostrar su disidencia. Este hecho histórico comprobable confirma nuestra tesis de que no es necesario creer en ningún dios para que alguien se convierta en un tirano genocida. Basta una idea, la que sea.


Por tanto, si resulta que la religión no es "la única causa de todos los males", que cualquier idea (cualquier raíz), por inocua, inocente o luminosa que pueda parecer en principio, llevada a su extremo por dirigentes corruptos puede acabar en democidio, ¿cuál sería la solución? 

Proponemos:

No tenga usted ideas religiosas, podría acabar matando.
No tenga usted ideas políticas, podría acabar matando.
No tenga usted ideas ecológicas, científicas, patrióticas, podría acabar matando.
No siga usted con entusiasmo ningún tipo de corriente filosófica, doctrinal, escuela de pensamiento o cualquier otro movimiento social o cultural, podría acabar matando.  
No tenga usted ideas, en general, podría acabar matando.
No tenga usted sexo, por supuesto, podría acabar matando.


Conclusión final:

Sea usted ateo, esa es la solución a "todos los males".

Aunque suene a guasa, no lo decimos en broma: la mayoría de los nuevos ateos, y he leído a muchos, están seguros de que cuando todos pensemos como ellos, cuando nadie crea en Dios, amanecerá una nueva era de paz, amor y concordia sin precedentes en la Historia del hombre. Compruébenlo por ustedes mismos, mediten estas frases de un modesto y autocrítico ;-) ateo que participaba en un foro de debate. Los caracteres en gris son añadidos míos:


"Pedir (a los creyentes) que dejen de creer es imposible, necesitamos una generación como yo, criado en la ciencia crítica, basada en el materialismo dialéctico, carente de metafísica existencial, sí hay un mundo sin bien ni mal, solo que ustedes (los creyentes) jamás lo entenderán"


(Sí, de vez en cuando a los creyentes se nos olvida que somos todos idiotas e ignorantes, es bueno que ateos ilustrados como éste nos lo recuerden... Menos mal que pronto habrá una generación "como él" que se ofrece "humildemente" como ejemplo insigne a seguir por el resto del rebaño humano
 ;-)

Ops, por cierto, si hay un mundo "sin bien ni mal", "ni bueno ni malo", ¿por qué nuestro amigo está tan seguro que el modo en que él entiende ese mismo mundo es "el bueno"? ¿Por qué, si no hay bien ni mal, necesitamos "una generación como él"? ¿Para qué? ¿Qué más da cómo sea la generación? ¿No se está contradiciendo a sí mismo? ¿Por qué no afirma sin más que su forma de ver el asunto es tan buena o tan mala como cualquier otra? ¿Por qué él está excluido de su propio veredicto?)


  ***


Y, ya para terminar, ¿en qué evidencia se basan los adalides del empirismo y del método científico para respaldar una afirmación tan categórica como esa de que un mundo ateo sería mejor que el actual? ¿En la "evidencia" histórica?

Pero, si la "evidencia histórica", como queda dicho, no la respalda, ¿qué extraño impulso subjetivo alimenta, entonces, su pasmosa seguridad de que el futuro mundo ateo será un glorioso escenario de paz?

 ¿La fe, quizás?
:-)



"La violencia, sea cual sea la forma en que se manifieste, es un fracaso"

Jean Paul Sartre
Filósofo, escritor y activista político francés
Fue uno de los máximos exponentes del marxismo humanista



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