Las siguientes líneas aparecen en la cabecera de un conocido blog ateo que suelo visitar:
"No encuentro ninguna diferencia entre el Islam y el fundamentalismo islámico. Creo que la religión es la raíz, y de la raíz crece el fundamentalismo como un tallo venenoso. Si quitamos el fundamentalismo y dejamos la religión, en un momento u otro el fundamentalismo volverá a crecer".
La conclusión anterior es "obvia", pero es evidentemente errónea, porque la premisa de partida también lo era. Parece increíble que a estas alturas tengamos que incidir, una vez más, en este aspecto del debate, pero vamos a ello:
Entendemos que las vivencias personales de Taslima Nasrin, el modo brutal en que fue perseguida, la han llevado a esta postura ideológica, posicionada justo en el "extremo" opuesto al punto ideológico en el que se encuentran sus enemigos. Y aquí usamos el término "extremo" intencionadamente. Comprendemos que este tipo de terribles abusos puede nublar la capacidad de razonar con claridad incluso a una persona tan inteligente. Es una derivación lógica de su traumática experiencia privada, casi una previsible estratagema psicológica, si me lo permiten. Pero, aunque la entendamos, aunque compartamos su indignación y nos unamos sin dudarlo a su denuncia contra los integrismos religiosos y contra cualquier tipo de violencia, también comprendemos que, en el fondo, su postura doctrinal anti-teísta resulta tan obcecada, injustamente generalizadora y extremista como lo es la ideología radical que trata de combatir.
Por cierto, ¿cómo pretende esta señora, y cómo pretenden los nuevos ateos en general, "cortar de raíz" la religión? ¿Qué medios usarán para hacerlo? ¿De qué modo se puede cortar de raíz las creencias de la gente sin violar, uno a uno, casi todos los derechos más elementales de las personas recogidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos? Esos mismos derechos que, por cierto, la señora Nasrin asegura defender a capa y espada.
Y, sin embargo, no es necesario realizar ninguna enrevesada pirueta mental para entender que esa minoría violenta islamista, por muy numerosa que parezca, por mucho ruido que haga y por mucho espacio que ocupe en las noticias, no es representativa de todos los creyentes, del mismo modo que Pol Pot y sus Jemeres Rojos no son representativos de todos los comunistas, quienes, en su mayoría, son gente de bien y hablo con conocimiento de causa pues tengo buenos amigos entre ellos. Juzgar el todo por la parte nunca ha sido precisamente un ejercicio de honestidad intelectual, un error de cognición muy propio, por cierto, del ateo.
Pregunta:
Unos datos para la reflexión:
Se estima que las Cruzadas causaron la muerte de 1.000.000 de personas a lo largo de dos siglos. La Inquisición cometió 350.000 asesinatos (me niego a llamarlas "ejecuciones"), durante los siglos XVI al XVIII.
Sólo en el siglo XX, en el curso de unas cuantas décadas, entre Josef Stalin y Mao Tse-Tung acabaron con la vida de 120.000.000 de personas. No cito a estos dirigentes porque fueran ateos, -que lo eran- sino porque, precisamente por serlo, sabemos que NO mataban en el nombre de Dios y sus casos son idóneos para ilustrar lo que postulamos. Stalin incluso asesinó a algunos de sus familiares simplemente por mostrar su disidencia. Este hecho histórico comprobable confirma nuestra tesis de que no es necesario creer en ningún dios para que alguien se convierta en un tirano genocida. Basta una idea, la que sea.
No siga usted con entusiasmo ningún tipo de corriente filosófica, doctrinal, escuela de pensamiento o cualquier otro movimiento social o cultural, podría acabar matando.
No tenga usted ideas, en general, podría acabar matando.
Aunque suene a guasa, no lo decimos en broma: la mayoría de los nuevos ateos, y he leído a muchos, están seguros de que cuando todos pensemos como ellos, cuando nadie crea en Dios, amanecerá una nueva era de paz, amor y concordia sin precedentes en la Historia del hombre. Compruébenlo por ustedes mismos, mediten estas frases de un modesto y autocrítico ;-) ateo que participaba en un foro de debate. Los caracteres en gris son añadidos míos:
"Pedir (a los creyentes) que dejen de creer es imposible, necesitamos una generación como yo, criado en la ciencia crítica, basada en el materialismo dialéctico, carente de metafísica existencial, sí hay un mundo sin bien ni mal, solo que ustedes (los creyentes) jamás lo entenderán"
(Sí, de vez en cuando a los creyentes se nos olvida que somos todos idiotas e ignorantes, es bueno que ateos ilustrados como éste nos lo recuerden... Menos mal que pronto habrá una generación "como él" que se ofrece "humildemente" como ejemplo insigne a seguir por el resto del rebaño humano
;-)
Ops, por cierto, si hay un mundo "sin bien ni mal", "ni bueno ni malo", ¿por qué nuestro amigo está tan seguro que el modo en que él entiende ese mismo mundo es "el bueno"? ¿Por qué, si no hay bien ni mal, necesitamos "una generación como él"? ¿Para qué? ¿Qué más da cómo sea la generación? ¿No se está contradiciendo a sí mismo? ¿Por qué no afirma sin más que su forma de ver el asunto es tan buena o tan mala como cualquier otra? ¿Por qué él está excluido de su propio veredicto?)
***
Y, ya para terminar, ¿en qué evidencia se basan los adalides del empirismo y del método científico para respaldar una afirmación tan categórica como esa de que un mundo ateo sería mejor que el actual? ¿En la "evidencia" histórica?
Pero, si la "evidencia histórica", como queda dicho, no la respalda, ¿qué extraño impulso subjetivo alimenta, entonces, su pasmosa seguridad de que el futuro mundo ateo será un glorioso escenario de paz?
:-)