"A los hombres les encanta maravillarse, esa es la semilla de la Ciencia"
Ralph Waldo Emerson
Escritor, filósofo y poeta estadounidense
Curiosidad:
La forma en que están constituidas los millones de tipos de semillas que existen en la Tierra es otra de las razones por las que Ciencia (y los que no somos científicos :-)) no podemos menos que maravillamos, seamos o no teístas.
He aquí sólo cinco ejemplos:
Las semillas de las orquídeas son pequeñas, muy livianas, lo suficiente para que se adhieran a los insectos que se posan en las flores, permitiéndoles desempeñar impecablemente su papel en la aventura de la polinización (clic aquí para aprender más sobre la asombrosa orquídea espejo).
El diente de león (en la imagen) posee semillas equipadas con una especie de suaves filamentos que hacen el papel de "paracaídas", lo cual facilita bastante la misión polinizadora del viento.
Al arce se les conoce también como "árbol helicóptero", pues sus semillas están equipadas con unas especies de "alitas" que el viento puede transportar a grandes distancias. Las semillas girando en el aire con sus pequeñas alas recuerdan, realmente, a las aspas de un helicóptero.
Tienen un diseño tan elegante que ha inspirado a muchos artistas en la elaboración de pendientes y otras hermosas piezas de joyería.
Algunas plantas acuáticas equipan sus semillas con "flotadores" inflados de aire que les permiten flotar sobre la superficie del agua.
El cohombrillo amargo tiene un pedúnculo
que se va hinchando poco a poco hasta que la misma presión interior lo rompe.
¿Por qué permite esta presión que le lleva al desgarro? Porque por el orificio, por la herida, saldrán disparadas las semillas, llegando a alcanzar
una distancia de hasta tres metros. Esta es su intención última: que su simiente llegue lo más lejos posible. Cuando el fruto está maduro, el más
mínimo roce provoca su estallido debido a la presión hidroestática.
Son, como decimos, sólo un botón de muestra de la maravillosa y, la vez, conmovedora, vocación de permanencia de las plantas :-)