La pregunta legítima en este caso sería: ¿De dónde procede, entonces, ese "Correcto Real"?
Situémosnos, por un instante, en la piel de un ateísta convencido. Supongamos que nuestro ateo tiene la mala fortuna de presenciar cómo un hombre joven y fuerte, armado con una navaja, atraca en plena calle a un anciano, le deja gravemente herido, sólo para robarle su reloj y su cartera, dándose después a la fuga... Si el ateo es una persona sana y normal, es decir, si no sufre ninguna patología a nivel mental que le incapacite para sentir compasión (como sucede con algunos psicópatas), nuestro ateo no podrá menos que indignarse y apiadarse del anciano. Es de suponer que no se lo pensará dos veces y llamará de inmediato a una ambulancia, prestando a la víctima toda la ayuda necesaria mientras llegan los sanitarios... Si le preguntamos el por qué de su actitud solidaria, nos contestará con el consabido: "porque yo no necesito a Dios para diferenciar lo que está bien de lo que está mal".
Y justo aquí es donde discrepamos: recordamos que el ateo considera que el actual status de la raza humana no es más que el resultado de una larga, ciega y destartalada evolución, cuya única "ley" es la selección natural, es decir, que el más apto y fuerte elimina al más inadaptado y débil, en una lucha feroz y despiadada por la supervivencia. Atendiendo a esta hipótesis, el hombre de la navaja no estaba siendo, ni más ni menos, que un artífice de esa selección natural, puesto que él era el fuerte y el anciano el débil, cuya eliminación sería, en principio, una forma de soltar "lastre" por parte de la naturaleza. ¿Por qué nuestro ateo pensó de inmediato que el asalto fue "injusto" y sintió la urgente necesidad de ayudar a la víctima? ¿Por qué se indignó? ¿Por qué no dejó, simplemente, que la selección natural siguiera su curso, y se marchó silbando calle arriba?
¿Quizás el ateo pensó que el atraco iba contra las leyes civiles, o contra la Constitución o la Declaración Universal de los Derechos Humanos, y por eso ayudó al pobre anciano? Quizás, pero las leyes civiles no constituyen, al fin y al cabo, más que un consenso que resume la opinión personal del grupo de hombres que las elaboraron (un grupo de hombres, recordemos, también producto de una evolución ciega y destartalada, y, por tanto, presumiblemente falibles) y decidieron por nosotros, qué está "bien" y qué está "mal"... Pero lo que estos hombres decidieran no es una regla intocable, sino poco más que una convención social, ya que ese grupo de legisladores podrían estar equivocados, como lo puede estar cualquiera, y el criterio que siguieron para elaborarlas no fue más que su interpretación personal de una idea, una interpretación que podría estar también errada.
¿Por qué la opinión personal de esos legisladores es mejor que mi opinión personal? Si mi criterio me dicta que el hombre joven hizo bien en eliminar al anciano, que el asalto fue sólo el modo en que la naturaleza se preserva a sí misma, ¿quién y en base a qué criterios tiene legitimidad para decirme que estoy equivocado, si yo soy un hombre en el mismo sentido que lo son ellos, con la misma tendencia al error? Y, llevando el ejemplo a su punto más extremo, ¿por qué consideramos que las guerras son "malas"?.. Un poderoso país envía a su también poderoso ejército a bombardear una ciudad de otro país más pobre, provocando miles de víctimas, mujeres, niños, ancianos, enfermos entre ellos... Dado el problema de superpoblación que padecemos, ¿por qué interpretamos que la exterminación masiva de la población civil es algo funesto, criminal, un acto execrable de lesa humanidad? ¿No es esto también selección natural? ¿Por qué consideramos a Hitler y a Stalin monstruos inhumanos? ¿No estará la naturaleza, por medio de su más avanzado espécimen, el hombre, protegiendo sus limitados recursos frente a la superpoblación mundial?
Y, sin embargo, sabemos (yo lo sé) que todo buen ateo, está, como lo estoy yo, como lo estamos casi todos, en contra del abuso por parte de los poderosos, que está al lado de las víctimas, al lado de los débiles y los inocentes... Es decir, sabemos que todo buen ateo está en contra de la "selección natural", en contra de la forma en que la naturaleza "resuelve" sus conflictos, esto es, "eliminando" a aquellos que le estorba, que suelen ser los indefensos.
Sabemos que si un buen ateo ve un acto de injusticia, como el atraco callejero, se indignará y actuará en consecuencia. Pero nuestro buen ateo, en el momento de ayudar al anciano, NO lo hará llevado por un súbito deseo de ser coherente con una "ley civil", de hecho, en los breves segundos que transcurren entre la visión del atraco hasta que acude raudo a ayudar a la víctima, el buen ateo no tendrá oportunidad de recordar ni las leyes civiles ni la Declaración de los Derechos Humanos ni la Constitución ni nada por el estilo. Tampoco lo hará empujado por la lógica, que es algo elástico que cada cual acomoda a su gusto, o el sentido común que, como dijo Gómez de la Serna, "es el menos común de los sentidos" :-)...
El buen ateo se sentirá impelido a actuar guiado simple y llanamente por algo muy parecido a un "instinto", (un instinto, paradójicamente, contrario al que rige la selección natural), una "ley", sí, grabada a fuego en algún lugar de su interior que le advierte de que ese acto que está presenciando es un atentado contra la dignidad del ser humano (sea éste débil o no) y que es su deber moral intervenir y ayudar en lo posible.
¿De dónde viene ese impulso? ¿De dónde viene esta "ley moral" inscrita en nuestros "genes egoístas"? Richard Dawkins nos aconseja que seamos generosos, pues debemos luchar contra esta tendencia nociva de nuestros genes egoístas que nos empuja a eliminar al débil para sobrevivir nosotros... ¿Por qué, profesor? ¿Por qué deberíamos rebelarnos e ir más allá de nuestras tendencias evolutivas? (tendencias evolutivas que, por otra parte, Dawkins asegura que son inamovibles, pues somos poco menos que robots al servicio de nuestros genes, pero dejemos de lado las contradicciones habituales de nuestro académico :-))
¿Por sentido común, lógica, respeto a las leyes civiles...? Ya hemos quedado en que nada de eso supone un argumento válido por el gravamen de subjetividad que conlleva.
¿Por qué, entonces, debemos ser generosos y buenos?
Es más... ¿Por qué, según los ateos, Dios es "malo" por no ser generoso y permitir el dolor?
La conclusión es obvia: cuando el ateo dice que no cree en un Dios que "permite el sufrimiento" de los débiles, los enfermos, etc. en realidad está acusando a ese Dios de actuar de acuerdo a la ley de la selección natural... Lo cual, ya de por sí, resulta un punto interesante :-) Pero el punto tocado por Gary Habermas es más interesante aún: "Yo no necesito una ley moral impuesta desde fuera, por mí mismo puedo saber lo que está bien y lo que está mal siguiendo mi criterio personal, y, de acuerdo a mi criterio personal, Dios -de existir- es malvado por permitir que haya sufrimiento", nos dirá un ateo.
A lo que el teísta contestará: "¿Y cómo sabes que tu criterio personal es el acertado? A lo peor no lo es, y Dios está actuando bien"
-Venga ya, todo el mundo sabe qué está bien y qué está mal -nos contestará nuestro amigo.
-Ah, entonces, si todo el mundo lo sabe, no es tu criterio "personal".
:-)